venerdì 7 settembre 2012

L'intervista del card. Ruini ad Aldo Cazzullo nel commento di José Luis Restán


Riceviamo e con grande piacere e gratitudine pubblichiamo il seguente commento. Qui una traduzione sommaria.

No retrasada sino en la avanzadilla

José Luis Restán

Italia es así. Mientras la gran prensa transitaba una semana de vértigo centrada en la figura del Cardenal Martini y reavivaba la espiral de su real o supuesta incomodidad con varios aspectos de la vida eclesial hoy, una de las cabeceras históricas, el Corriere cella Sera, publicaba una interesantísima entrevista a otro purpurado protagonista de la reciente historia, Camilo Ruini. Y sin entrar en polémica frontal con Martini, aborda con claridad el asunto neurálgico de estos días: el supuesto retraso histórico de la Iglesia. O dicho en positivo, en qué consistirá siempre su genuina modernidad.

La entrevista la guía con mano maestra el periodista Aldo Cazzullo, nada clerical pero buen conocedor del mundo católico. Invita al cardenal a comentar el significado de la superación de la neoescolástica a lo que Ruini responde que se explica por la necesidad de iniciar un camino nuevo, un diálogo crítico con la cultura actual; esto no implica renunciar a la argumentación racional sobre los contenidos de la fe, pero acentúa la necesidad de que dicha argumentación se mida con las preguntas de cada época así como el carácter de adhesión libre propio de la fe cristiana.
En otro momento le plantea si la evolución de las ciencias, y en especial de la biotecnología, no hace aún más difícil el diálogo fe-razón que incansablemente auspicia Benedicto XVI. Según el cardenal Ruini las ciencias se hacen cada vez más conscientes de sus propios límites intrínsecos (siempre hay excepciones, como Hawkings, que esta semana insistía en que las leyes de la naturaleza pueden explicarlo todo) y plantean preguntas cada vez más radicales sobre el misterio del hombre y del universo. Por tanto, a su juicio los caminos de diálogo con la fe y con la filosofía se abren cada vez más.
Con estas respuestas Ruini ya está ilustrando el camino de la Iglesia de aquella mítica situación de inmovilismo y autodefensa de hace doscientos años y el momento actual, tras el evento conciliar y la guía de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Es el camino que describe magistralmente el Papa Ratzinger en su primer discurso a la Curia de diciembre de 2005 sobre la hermenéutica del Concilio. Pero Cazzullo no le ahorra la pregunta directa sobre la tesis de su hermano Carlo María. "Si no he polemizado con él en vida menos lo voy a hacer ahora", contesta el que fuera durante años cabeza de la CEI, tras rendir un homenaje sin reservas a Martini. Pero en lo que se refiere al "retraso de 200 años" Ruini da la batalla.
Para ello distingue el retraso derivado de los límites y pecados de los hombres de Iglesia, de su falta de largueza de miras para entender los desafíos del tiempo y las oportunidades que en cada circunstancia se abren al Evangelio, de una necesaria distancia respecto a las realizaciones y culturas de cada tiempo histórico. Resuena aquí el conocido versículo de la Carta a los Romanos: "no os ajustéis a este mundo". Esta distancia sí es necesaria, aclara Ruini, y siempre es "un reclamo a la conversión, no sólo de las personas sino de la cultura y de la historia". La Iglesia tiene que dialogar con las culturas de cada tiempo y lugar, tiene que amar las preguntas y dolores de cada época. Pero también tiene que estar dispuesta a pagar el precio por el testimonio de su irreducible novedad.
Camilo Ruini piensa que en este sentido no puede sostenerse que la Iglesia se encuentre hoy "retrasada" sino que más bien se sitúa en avanzadilla, porque en la conversión que propone (en ese reclamo a la verdad del hombre y del mundo) está la clave de un futuro bueno. No puede decirse de manera más precisa y elegante. Creo que es una palabra clara y necesaria. 

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